No sé si antes ya escribí algo sobre esto, pero nunca está demás volver a recordarlo.
En Mateo 5:14-16 nos habla de que somos la Luz del mundo, el verso 16 (TLA) dice “De la misma manera, la conducta de ustedes debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios. Hagan buenas acciones. Así los demás las verán y alabarán a Dios, el Padre de ustedes que está en el cielo”.
Nuestro deber como hijos de Dios es reflejar a Jesucristo en nuestras vidas, no solo diciendo que somos cristianos, sino que todo nuestro actuar lo refleje. Pablo le decía a Timoteo “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1° Timoteo 4:12). Es decir, en todo.
Todos los días estamos expuestos a las tentaciones del mundo, y somos observados por una nube de testigos, pero si mantenemos una comunión constante (a diario) con el Padre, aun pese a una imperfección lograremos reflejarlo.
Es por eso que nuestra Luz no debe esconderse, sino ir en aumento cada día, siendo ejemplo en todo tiempo, que nuestro anhelo constante sea por marcar las vidas de las personas, que podamos dejar huella, que ojala ellos puedan ser transformados por medio del Espíritu Santo y puedan llegar al conocimiento de la verdad de Jesucristo, pero si no es así, no hay que desanimarse, sino tenerlo siempre en oración.
Que podamos marcar sus vidas con el mensaje de Jesucristo, y si no logramos hablar, que nuestra conducta hable mucho mas y marque la vida incluso de quienes no son muy cercanos a nosotros. Y así la Palabra de Dios se cumpla en sus vidas cuando decía “Así los demás las verán y alabarán a Dios, el Padre de ustedes que está en el cielo”.
Bendiciones!