Todos conocemos la historia de Jonás, el profeta desobediente al que Dios da un mandato y este desobedece y se va hacia otro lugar huyendo de la orden de Dios.
Cuando somos pequeños (en algunos casos) nos hacen pintar a Jonás orando al interior de un gran pez, y siempre es eso lo que se destaca de la historia, su desobediencia. Incluso yo en otra entrada algunos años atrás en este blog escribí otra reflexión sobre esta misma historia. Pero hoy quiero destacar, no su desobediencia, sino su arrepentimiento.
Cuando vamos y leemos el capítulo 2 de Jonás, vemos su oración dentro del vientre del pez, así dice la Biblia, y vemos que él con mucha sinceridad reconoce su condición de hijo rebelde y se arrepiente, es tal su arrepentimiento que el verso 10 dice «Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra».
Pero me gustaría destacar el verso 9 del capítulo 2, donde vemos que Jonás comprende que debe cumplir con lo que Dios le encomendó «Pero yo te ofreceré sacrificios con cantos de alabanza, y cumpliré todas mis promesas. Pues mi salvación viene solo del Señor». (NTV)
Por qué hablar del arrepentimiento de Jonás? No les ha pasado a ustedes en que Dios les ha mandado a hacer algo, y no lo quieren hacer? o bien, Dios les da a entender para lo que les ha traído a este mundo (con lo que Dios soñó antes de que nacieran) y ustedes simplemente no lo quieren hacer? o encuentran que es mucho, y cada vez que Dios les da señales de que deben hacerlo, ustedes se niegan a ello? Así tipo Moisés cuando Dios lo llama.
Bueno señoras y señores, quien escribe es la primera en levantar la mano respecto de todos estas menciones, ya que como he escrito en otras ocasiones, me identifico muchísimo con Moisés, por sus dudas, pero también con Jonás por no querer hacer caso a lo que Dios muchas veces me ha ordenado hacer…lamentablemente, he visto las consecuencias de mi desobediencia, y Dios no me ha enviado un gran pez una sola vez, sino varias veces, y ahí mismo, al interior del pez he reflexionado y pedido perdón por mi desobediencia.
Les cuento, durante estos últimos meses Dios me ha llevado a meditar mucho en mi trabajo que estoy haciendo a nivel local, y de una forma u otra me ido llevando a entender el propósito por el cual creo he venido a este mundo, ha sido de tal forma en que estoy casi convencida de lo que es, hay bien pocas dudas al respecto, ya que Dios mismo me ha llevado a recordar muchas situaciones incluso de mi infancia donde he estado haciendo aquello, muchas cualidades y características que en su momento tanto me desagradaron, Dios me ha hecho comprender que con esto todo tiene sentido, incluso ha sido de tal forma que peticiones y deseos muy personales acerca del futuro no me había dado cuenta que se relacionan con aquello.
Pero dirán, ¿Pero relación tiene Jonás, su desobediencia y posterior arrepentimiento con todo lo que está narrando, pareciera que no tuviera relación? Pues si tienen, porque al ir comprendiendo poco a poco lo que Dios me estaba hablando, me he negado a aceptarlo. Claro, he dicho «si Señor, tienes razón, pero no lo haré, es mucha la responsabilidad». Y ahí estaba en plan Jonás: no importa lo que Dios diga, yo no lo voy a hacer…
Pero saben? Anoche después de tener un tiempo muy especial en oración, comprendí algo, y es quizás lo que Jonás entendió al interior del pez, y es que aun cuando yo considere mucho a lo que Dios me está llamando, seré obediente a su voz, y a lo que Él me ha llevado a hacer, ya no le diré «no Señor, es mucho» o bien «no, cómo lo voy a hacer yo?, sino que solo me rendí ante su voluntad y mas que preguntarle el «Cómo»? simplemente le dije «ordena y prepara todo, guía mis pasos y ayúdame a hacerlo».
Y es que…a caso no fue algo así lo que dijo Jonás en el verso 9? Por esa razón, les quiero instar a que, no le des mas vueltas a lo que sabemos que Dios nos está llamando a hacer…porque saldremos trasquilados (como se dice acá), Dios cumplirá su propósito de la forma que sea, pero lo cumplirá…sabes por qué? porque el propósito no es contigo, es con las personas a las que Dios quiere revelarse, tu eres solo el instrumento, el medio que Dios quiere usar para llegar a ellas. Así fue con Nínive, el protagonista era la ciudad y lo que Dios había ordenado que haría, no era Jonás, el profeta se destaca por su mala actitud y por su forma de actuar frente a la orden de Dios, pero siempre he pensado que si Jonás hubiera seguido en su porfía, Dios hubiera usado a otro profeta que si hubiera obedecido.
Vamos!! no perdamos el privilegio de ser usados por Dios y que Su Nombre sea conocido y glorificado en la vidas de tantas personas que aun deben ser alcanzadas.
Y si tu eres de los míos que le das la vuelta como yo al llamado, siempre podremos arrepentirnos y reconsiderarlo al interior de un gran pez, y cumplir el mandado de Dios y ser de bendición donde Dios lo haya establecido. (Pero es mejor no esperar que aparezca el gran pez, al interior de el no es muy agradable estar). 😉
Bendiciones!