cuando evitamos el dolor

Hoy en día estamos en una sociedad donde todos evitamos el dolor, si nos duele algo, vamos por un antiflamatorio o si es emocional  le quitamos importancia…pero ninguna de las dos cosas son tan buenas.

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El uso excesivo de antiflamatorios a la larga nos produce consecuencias en el cuerpo…en muchas ocasiones gastritis y nuestro organismo cada vez se va haciendo mas inmune a los efectos de los medicamentos, por eso es que con el tiempo un medicamento ya nos hace el mismo efecto…sino que necesitamos uno mas fuerte y así sucesivamente…Y saben? sin ser experta en el tema, hace un tiempo me explicaron cómo nuestro cuerpo percibe el dolor…todo parte con nuestro sistema nervioso que lo percibe, y este manda señales al resto del cuerpo…no lo explicaré todo porque no es mi área, pero a lo que voy es que finalmente lo que hacen los medicamentos que según nosotros «nos calman el dolor» es simplemente convencernos que no nos duele, es decir, el medicamento produce tal efecto en nuestro sistema nervioso de inhibirlo (perdónenme los expertos por términos pero  solo es con el propósito de explicar algo mas) de tal manera que creemos que ya no tenemos el dolor, pero en realidad el dolor sigue ahí…solo no lo sentimos.

No sé si van entendiendo a lo que voy, y de eso es lo que quiero que podamos reflexionar hoy, estamos tan acostumbrados a que si nos duele algo a tomar un medicamento que no experimentamos o solucionamos el dolor…un medicamento solo nos convencerá de que ya no duele, pero realmente sigue ahí…

La Biblia muy por el contrario, nos habla de paciencia y de muchos elementos más, que nos hacen pensar en que Dios nunca les dió un antiflamatorio a sus hijos…es más, si debían sufrir mucho mas los dejaba…no porque sea un Dios tirano y masoquista…si nó porque el dolor, cuando es permitido por Dios nos ayudará a crecer…

Miren lo que dice el apóstol Pablo en Romanos 5:3-5, cuando nos habla de las tribulaciones, y no hay ninguna tribulación que no produzca dolor…entonces el dolor nos produce: paciencia, esta prueba, y esta esperanza…y continua diciendo que la esperanza no avergüenza porque tenemos el amor de Dios que ha sigo derramado en nosotros por medio del Espíritu Santo, porque aun cuando eramos débiles, Cristo murió por nosotros.

El dolor, nos enseña y capacita, no lo intentemos evitar…vívalo, proceselo, aprenda en él, no le digo que no pida ayuda, pero siempre hágalo con Dios primero. 

Finalmente, recuerde que el uso excesivo de antiflamatorios a la larga nos hace mal, no lo haga con sus emociones ni con sus procesos.

Bendiciones! Buen día!