Hay un momento en el libro de Éxodo que cada vez que lo leo no me deja ajena es el que se encuentra en Éxodo 7:8-12, el cual nos habla de como una simple vara se convirtió en una muy famosa, pasó de ser una simple maderita a ser la «gran vara».
Todos sabemos la historia, y como Dios se bastó de esta para mostrar su grandeza ante todo Egipto.
Cada vez que leo este pasaje se viene a mi mente «que tienes en tu mano»? Muchas veces queremos que Dios nos use pero nos imaginamos en lugares muy visibles y haciendo cosas extraordinarias, lo que no es malo, somos hijos de un Dios extraordinario, pero he entendido que lo extraordinario de Dios no siempre se manifiesta en lo grande y visible.
En el capítulo 4 de Éxodo vemos a un Moisés muy dudoso debido a su limitación para expresarse en público, pero Dios no lo había escogido por ser un gran orador, sino porque sabía que con él podría liberar a su pueblo.
Quizás vemos la ecuación bien poco objeriva: un tímido o tartamudo libertaria al pueblo de Israel y sería con una vara… Pareciera bien ilógico! Nosotros hubiéramos buscado a un hombre de voz potente y hubiéramos ido armados con espada ante faraón a pedirle que deje ir al pueblo, pero Dios tenía otro plan.
Y así como lo había planificado se realizó, y es más la Biblia dice que fué Dios quien endureció el corazón de faraón, para qué? La respuesta está en el capítulo 9:16 «Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra».
Dios no sólo quería que sólo Egipto conociera de su poder, sino toda la tierra.
Habrán veces en que no entenderemos el actuar de Dios cuando aceptamos el desafío de servirle y hacer de nuestra vida un reflejo de Jesús, lo importante es que podamos estar seguros que si fué Dios quien nos llamó, Él llevará a cabo su plan perfecto, el «cómo lo hará»? no es cosa de nosotros, a ti y a mi nos toca obedecer, que incluso del resultado Dios se encargará.