Salmo 23:2 dice “Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”.
Y destaco la frase “me guiará por sendas de justicia”, debido a que he meditado bastante en esta escena.
Hace un par de semanas atrás acá estuvo lloviendo bastante y yo llevo cada día a mi sobrino al Jardín, y hay un trecho que nos toca caminar, como es pequeñito aun hay que ir cuidando por donde va, y la mayoría de las veces lo llevo de la mano. Pensando en esa situación y en el día de lluvia en que había mucho frío y yo le pasé mi paraguas para que se proteja, es que meditaba en que en esa misma manera Dios nos cuida y guía cada vez que le pedimos su ayuda, y aunque no lo hacemos Él ordena nuestra vida.
Así está Él con nosotros, como niños chiquitos que necesitan ser tomados de la mano de un adulto para que no les pase nada malo y sean conducidos hasta su destino final, así es Dios, no nos suelta, por más que muchas veces queremos correr, y otras simplemente no queremos caminar…Él nos acompaña y nos toma de la mano y nos dirige, no nos abandona, nos protege del viento y del sol, y está pendiente de cada cosa que le decimos.
Nuestra vida como cristianos es igual, cada día nos acercamos a Dios y le hablamos y contamos como nos sentimos, ya sean sentimientos de dolor o de alegría nos tomamos de su mano y avanzamos.
Podemos estar tranquilos que si Dios guia, conduce nuestra vida, entonces caminaremos por un lugar seguro, aunque durante el trayecto puedan aparecer alturas o bajadas, Él nos guía…y podemos estar confiados de que llegaremos al destino final que Él ha establecido para nosotros.
Bendiciones!