Hace semanas atrás recordaba un pasaje de mi vida que no me trajo momentos muy agradables y que incluso al día de hoy la herida está en proceso de cicatrización…pero después de mas de un año de aquello, no todo es malo, Dios posteriormente a ello me enseño y mostró varias cosas que aprendí de eso, y una de esas fue que me enseñó a luchar contra las mentiras de Satanás.
A veces quisiéramos quitar ciertos momentos de nuestras vidas, pero luego entendemos que si Dios nos quería enseñar algo con aquello, entonces vale la pena dejarlo ahí y haberlo vivido, pues no seriamos quienes somos sin aquella situación.
Yo dentro de las cosas que aprendí fue a luchar, pero cómo y con qué? Bueno de aquella situación que viví hubieron muchas palabras que me marcaron y el recuerdo de todo eso, aun cuando ya había pasado tiempo satanas de encargaba de recordármelo y de traerlo a mi mente cada vez que podía, haciendo que yo me sintiera peor, por esa razón fue que un día orando Dios me recordaba pasajes de su Palabra que hablaban todo lo contario de aquello que yo había escuchado que me habían dicho.
Pero antes de luchar, yo siempre recomiendo ser muy sinceros con Dios, es decir, si algo te está afectando, dile todo, exactamente como te sientes, y aunque podamos decir “okey, pero Dios ya lo sabe” es necesario para poder ser libres de aquella carga, Salmos 55:22 dice “echa sobre Jehová tu carga”, y si nos dice eso, entonces como podemos pretender que Dios nos quite aquello, si no se lo entregamos? Él no vendrá a quitártela si no se lo pides, no, Él no fuerza a nadie, por eso es necesario decirle todo lo que nos pasa en oración, solo así podemos descansar en Él: descansando, echando toda vuestra ansiedad (1° Pedro 5:7).
Y una vez que le dijimos todo, Él podrá obrar. Les dije que aprendí a luchar contra los susurros de satanas, bueno fue algo mas o menos así:
Yo: “Señor, me duele porque me dijeron que no podría nunca hacer esto…, que había dañado a estas personas, nunca quise hacerlo, tu sabes que es así, aun me siento herida”
Cuando yo decía esto, que en su mayoría eran recuerdos que afectaban mi autoestima, Dios me recordaba que Él en su Palabra había dicho algo muy diferente de mi, entonces mi oración continuaba así:
“pero aunque reconozco que no soy perfecta y si cometí muchos errores, pero tu Palabra dice que soy nación santa, pueblo adquirido por Dios (1° Pedro 2:9) a precio de sangre, también dices en tu Palabra que me has amado con amor eterno (Jeremías 31:3), que soy una perla de gran precio (Mateo 13:45-46), que soy la niña de tus ojos (Salmos 17:8)…
Y así continuaba, es increíble, pero cada vez que oraba de esa manera Dios traía paz a mi corazón, y sé que nada sería posible si no fuera por el poder su Palabra. Posterior a los meses, estaba leyendo Isaías y al encontrar hermosas promesas ahí, decidí anotar varias, y recordarlas y les titulé “lo que Dios dice de mi”.
Por qué les cuento esta historia? Porque muchas veces y por años yo le creí y presté oído a los susurros de satanas, y no hacía nada por acallarlo, lo dejaba y eso solo producía heridas en mi corazón que Dios después sanaba, pero en ese último tiempo Dios me ha ido recordando su Palabra y como la fiel espada de un guerrero, me ha ayudado a luchar y a hacer frente a las mentiras que por años escuché.
Durante ese tiempo aprendí algo mas respecto de todo esto: “ y la tenemos al alcance de nuestras manos porque incluso en el celular la tenemos: La Biblia, que es la Palabra de Dios. No siempre Dios enviará alguien a hablarnos, sino que en otras ocasiones nos hablará directamente a nosotros en intimidad”…
Así que si quieres luchar y vencer, debes conocer lo que Dios dice en su Palabra, ya que una de las principales características de Satanás es que es padre de mentiras, y si ya no le quieres seguir creyendo lo que te susurra al oído o te dice por diferentes medios, conoce la Palabra de quien vela por ti día a día y no desmalla, ni se dormirá 🙂 (Salmos 121:3)
Bendiciones!