Corriendo a un mismo ritmo

Hace un momento atrás al caminar meditaba en que cuando estaba en enseñanza   básica o media (en otros países primaria o secundaria, etc.) los profesores de educación física ( clase de gimnasia) nos decían que para poder rendir bien en los exámenes de resistencia, había que mantener un ritmo constante, no se trataba de cuán rápido fuéramos corriendo, ya que lo más probable es que nos cansaríamos y terminaríamos rindiéndonos más fácilmente…en cambio podíamos ir trotando a un mismo ritmo pero más bajo, si eso era constante durante todo el trayecto lograríamos durar los minutos de trote que nos pedían…

Ahora lo mismo pasa en nuestra vida espiritual con Dios, el que  alcancemos  rápidamente algunas cosas no significa que seremos más resistentes cuando vengan las dificultades, los que corren rápido se cansan más rápido y no logran terminar la carrera…En cambio si mantenemos un mismo ritmo, aun cuando seamos pasados muchas veces por otros, nosotros lograremos llegar a nuestra meta y si vienen momentos duros podremos enfrentarlos y no decaernos fácilmente. El apóstol Pablo ya lo señala en  Corintios 9:24-27: 

¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero sólo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar! Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire. Disciplino mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer. De lo contrario, temo que, después de predicarles a otros, yo  mismo quede descalificado»

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s