Y así estaba, cuando le mencioné esto a Dios, fue extraño pero sentí que tenia abierta una herida que por mucho tiempo había querido ocultar, y no sabía porque comenzaba a decirle a Dios que sentía que le había fallado y me hubiera gustado no haberme caído tantas veces…y así comenze a decirles muchas cosas que no comprendía el motivo por el cual Dios me hacía sentir que se las dijera ahora…ya que eran cosas que según yo, ya había dejado listas, y no estaban en el tintero, sino que ya se habían cerrado, pues conocía el propósito de cada una de ellas.
Y continuaba hablando, y le mencione lo de David que había quedado en mi corazón marcado muy profundamente, y que indiscutible mente uno tiende a hacer una comparación entre David y la vida de uno mismo. Le decía a Dios que no me parecía en nada él, pues David era «un rey conforme al corazón de Dios», y aunque se había equivocado, seguía siendo así, y después de varias comparaciones que le decía a Dios, llegaba a conclusión de que si nos parecíamos en algo…David y yo, ambos hemos llevado luchas diarias, con cosas que no nos gustan de nosotros mismos, y que son parte de nuestra humanidad y carnalidad. Continué hablando con el Señor, hasta que en un momento Dios me hace sentir algo que es lo que les quiero ilustrar hoy, y fue el motivo por el cual, escribí también, porque mas que un tema, les quiero llevar a la reflexión, y me servirá para hablarlo cuando sea el momento indicado.
Es bien simple… «el mejor soldado, no es aquel que su capa, su espada, su escudo, su casco, su ropa, esta limpia y nunca se ha manchado, o por lo menos a la luz de muchos no esta sucia, sino que brillan…es todo lo contrario…el mejor soldado es aquel que su ropa esta sucia, su casco esta oxidado, su escudo también, su capa esta sucia y gastada, pero no están así por haber estado en el mundo, ensuciándose con ello, sino que están así por haber estado luchando, día tras dia, en batallas, en guerras, y su ropa se ha gastado por estar durmiendo en la tierra, su casco esta oxidado por la lluvia que ha venido, está cansado, pero aun así sigue luchando…ese es el soldado que Dios necesita, no el que a vista de todos parece no haber fallado nunca, y su ropa esta impeque»…
Mientras Dios ponía estas palabras en mi boca, mis lagrimas corrían por mi cara, mientras comprendía el mensaje que Dios estaba entregando a mi corazón, luego añadió …»el soldado, puede estar cansado, sin ganas de continuar, pero aun así, nunca deja de luchar, de esos soldado necesito, decía el Señor, y de esos tengo…tengo todo un ejercito que lucha días tras día, y aunque esta cansado, y están sucios, por la batalla, nunca se han rendido, nunca han ha dejado de luchar, esos son lo que a mi me sirven, ya que cuando tengan que enfrentarse a una gran batalla, conocerán como actúa el enemigo, y sabrán enfrentarlo»…
Dios no necesita a las mejores personas para usarlas, eso siempre lo había tenido claro, pero esta vez, lo vi desde otro punto de vista…
«No importa cuantas veces te hayas caído, y sientas que le has fallado a Dios, y que veas que hay otros que son mucho mejores que tu, y que sus caídas, no se notan tanto como las tuyas, porque lo que no sabes, o no te has dado cuenta, es que nunca, nunca has dejado de luchar, aunque te has caído, te has levantado, pocas veces te has quedado en el suelo, y aunque has sentido y pasado por desiertos, donde no has escuchado ni sentido la voz de Dios, nunca has dejado de luchar, y un solado como Tu es el que Dios necesita, uno que lucha constantemente y esta acostumbrado a la guerra…alguien así necesita Dios, alguien así…alguien como Tu»….